Techumbres caídas, pérdida de mobiliario, estructuras dañadas, así fue como estos comerciantes encontraron su negocio tras la fuerte marejada.
Algunos adoquines, sillas y mesas posan destruidas a un lado de lo que fue el área de comedor en este restaurante playero y estos mismos restos terminaron también en un túnel de descarga en avenida del mar.
Este fenómeno en el oleaje no solo dejó golpes para el patrimonio de esta familia dedicada a los servicios, sino que su moral está abajo al quedar paralizada su fuente de ingresos.
Mientras tanto, los palaperos seguirán con labores de limpieza y de recuento y a su vez mantendrán la esperanza de que pronto las condiciones cambiarán.