En un salón lleno de telas, música y risas, Roxana Torres transforma la danza en una experiencia más allá del movimiento.
Hoy, en Los zapatos de Roxana, nos adentramos en un mundo donde el arte, la fuerza y la creatividad se viven en el aire.
“La práctica de aeroyoga consiste en un trabajo en suspensión con la ayuda del columpio, con el beneficio de ayudarte a la flexibilidad, a tu fuerza; realmente lo creativo lo trabajas muchísimo”, mencionó la bailarina y maestra en danza aérea, Roxana Torres.
Roxana explicó que el aeroyoga ayuda a activarte de pies a cabeza, por lo que trabajar con esta disciplina es una forma de meditación que coloca a la persona en un momento de relajación.
En esta ocasión, empezamos calentando para evitar alguna lesión, debido a la fuerza que se debe usar. Una vez terminado el calentamiento, pasamos a las primeras poses.
“En adultos la gran diferencia es que tienen que trabajar mente, cuerpo y espíritu, porque adaptamos unas posturas de yoga en suspensión y trabajas con muchísimo más fuerza, pero con menos esfuerzo, porque trabajas con tu propio peso”.
La primera pose que realizamos fue un arco, donde se pudo sentir la inversión del oxígeno que va al cerebro. Después, realizamos la inversión del murciélago, la cual consiste en entrar en un estado de relajación donde la sangre corre por el cuerpo y hace que la respiración trabaje de manera normal.
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Una profesión en suspensión
Su enseñanza no sólo se limita a las posturas. Roxana ha construido un espacio donde niñas y jóvenes desarrollan fuerza, flexibilidad y, sobre todo, seguridad.
“En activar todo tu cuerpo, en fortalecer, en hacer mucha flexibilidad; en las niñas nos enfocamos en su columna vertebral para que estén muchísimo más fuertes, para que no se puedan lastimar”, agregó Roxana Torres, bailarina y maestra de danza aérea.
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En sus palabras, la danza aérea es una disciplina que libera y abre caminos para quienes quieren vivir el arte desde las alturas.
“Esto es un arte totalmente. La diferencia es que sí tenemos que entrenar mucho, y la pasión, la pasión, ponerle todos los poderes de querer evolucionar y lograr”.
En los zapatos de Roxana entendimos que su oficio no sólo es danzar, sino guiar a sus alumnas a descubrir de lo que son capaces.
En el aire, entre columpios y posturas, aprendimos que el movimiento puede ser arte, salud y transformación.
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