Oleaje de Priscilla destruye la palapa de Luis y su familia en el malecón de Mazatlán

La Palapa de Luis y su familia, una de las más añejas del Malecón de Mazatlán, resultó con daños tras el fuerte oleaje del Huracán Priscilla

Palapas destruidas en Mazatlán tras oleaje por huracán Priscilla. .jpg
|Foto: Hugo Rodríguez/FIA.
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La palapa de Luis y su familia, una de las más añejas del Malecón de Mazatlán, resultó con daños tras el fuerte oleaje del Huracán Priscilla.

Los comerciantes perdieron techumbres y mobiliario; la fuerza del agua golpeó los cimientos, dejando el piso inestable y paralizando su única fuente de ingresos.

Uno de los giros que terminó mayormente afectado debido a los efectos del fenómeno meteorológico Priscilla aquí en el puerto de Mazatlán, es este de las palapas ubicadas a pie de playa en lo que es el área de Malecón aquí en la Perla del Pacífico.

Estos lugares terminaron afectados debido al fuerte oleaje que se presentó y que terminó chocando contra los negocios y que a su vez provocó daños estructurales de manera parcial o permanente, y, en este momento vamos a conocer uno de los negocios que resultaron afectados.

La palapa de Luis y su familia es una de las más añejas en cuanto a tradición se refiere y que pese a seguir en pie, resultó uno de los negocios a los que las olas no perdonaron en diversos sentidos. Techumbres caídas, pérdida de mobiliario, estructuras dañadas, así fue como estos comerciantes encontraron su negocio tras la fuerte marejada.

Específicamente, nos pegó bastante fuerte porque no podemos ni trabajar y sí dañó bastante lo que son las palapas, no hay arena ni cómo trabajar aquí", lamentó Maclovio Rosas, comerciante.

Y agregó: “Todo lo de ahí le pasó por abajo y de hecho todavía hay riesgo de que se vaya más para abajo el piso, porque a cómo está la marejada, está canijo la situación”.

Y es que, la fuerza del agua golpeó tan fuerte los cimientos del negocio que, provocó daños en el piso y parte de este quedó hueco.

Algunos adoquines, sillas y mesas posan destruidas a un lado de lo que fue el área de comedor en este restaurante playero y estos mismos restos terminaron también en un túnel de descarga en Avenida del Mar.

Este fenómeno en el oleaje no solo dejó golpes para el patrimonio de esta familia dedicada a los servicios, sino que su moral está abajo al quedar paralizada su fuente de ingresos.

Yadira, comerciante, expresó: “Que no podemos trabajar y pues ahorita prácticamente estamos parados porque nadie podemos trabajar ni generar de ninguna manera”.

Mientras tanto, los palaperos seguirán con labores de limpieza y de recuento y a su vez mantendrán la esperanza de que pronto las condiciones cambiarán.

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