A sus 72 años, Lolis sigue haciendo lo que más ama: cortar cabello, maquillar rostros y, sobre todo, levantar el ánimo de quienes cruzan su puerta.
Desde hace más de 30 años, transformó una dificultad de salud en una oportunidad. Tras dejar su trabajo en una empresa de cosméticos y enfrentar un difícil embarazo, empezó a atender clientes desde casa y así nació su primera estética en Culiacán.
“Me quedé en mi casa y me empezaron a llegar los clientes, no les cobraba entonces ideamos tener un local chiquito para venir una o dos veces a la semana, encontramos aquí por la Colón gracias a Dios, hace 31 o 32 años más o menos”, contó.
Con talento, paciencia y un estilo personal lleno de calidez, Lolis ha atendido generaciones completas, desde madres, hijas y ahora nietas.
Aún a sus 72 años, Lolis no se detiene: toma cursos, está pendiente de las nuevas tendencias y sigue aprendiendo.

Menciona que, con el pasar de los años, ella y su esposo tuvieron que adaptarse a lo nuevo, haciendo que ambos ahora estén solo en la estética, pero eso no merma sus ganas de seguir atiendo a cada una de sus clientas.
Señaló que su marido es quien la ayuda detrás de cada corte, ya que él se encarga de que ella tenga todo listo y a la mano.
“Pues nos sentimos estimulados los dos, porque a veces uno no tiene ganas de venir, y al otro le duele la cabeza, pero empezamos en que tenemos que ir, hay clientes que nos están esperando y pues tenemos el compromiso con ellos”, dijo.

Lolis ha aprendido a ver más allá del peinado: su estética es un espacio donde las mujeres vuelven a verse con gusto, donde la autoestima también tiene una evolución para bien.
“El hecho de que les cambie el chip de que están, o que no pueden usar aquello porque están viejas, no sé por qué se sienten viejas, si están jóvenes y eso que apenas empezamos. Yo tengo 72 y me siento que estoy bien todavía, y que puede ser funcional 5 o 10 años y ojalá que Dios me permita más”.
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