Un perrito escogió su peluche y el mundo eligió ser amable.
Pequeños gestos, grandes corazones.
El lomito entró a una tienda de peluches y tomó uno con toda la ilusión del mundo.
Las trabajadoras del local intentaron quitárselo pero el perrito no lo soltaba, y las personas alrededor hicieron un acto de empatía: se unieron para comprárselo.
El can salió feliz de la tienda mostrando su nuevo peluche a todos a su alrededor.
Porque a veces, un pequeño gesto puede convertirse en un recuerdo enorme.