Un padre perdió a su hijo de tan solo 16 años.
Pero en medio de esa oscuridad, tomó una decisión llena de amor: donar los órganos de su hijo, entre ellos, su corazón.
Ese corazón joven, fuerte, lleno de vida… siguió latiendo en otra persona. Dando una segunda oportunidad.
Tiempo después, este padre recibió un regalo inesperado. Un oso de peluche que guardaba algo invaluable: una grabación real de los latidos del corazón de su hijo.
Al apretarlo, volvió a escuchar lo que creyó haber perdido para siempre.
No era solo un sonido, era un recuerdo de amor y vida.
El video fue compartido en redes sociales y se volvió viral, conmoviendo a los internautas.
Donar órganos no borra el dolor, pero puede transformar una tragedia en esperanza.