Verónica Mejía es una restauradora de figuras, desde su casa en Culiacán, se dedica a rescatar piezas de yeso, resina, entre otros materiales que muchas personas consideran perdidas, dedicándose a este trabajo por más de tres décadas.
Señaló que, comenzó desde su infancia, gracias a su madre, la cual le entregaba las piezas que ella encontraba, para que Verónica jugara con los restos para poder trabajar su creatividad.
"Yo de ahí aprendí, viendo, me empezaron a dar clases, pero fue chusco porque yo desde muy niñas juntaba los fierritos", mencionó Verónica Mejía.
De pintar decoraciones a restaurar historias
Con el paso de los años y el haber estudiado lo relacionado a la arquitectura y a otras bases, su interés se fortaleció, por lo que decidió a replicar lo que sus ojos observaban de personas adultas que se dedicaban a este oficio.
"Dicen que es un don, porque hay piezas de que no vienen completas y yo tengo que imaginarme la determinación que tiene de quebrados y para seguir continuando y darle más para que se parezcan", dijo Verónica Mejía.
Impulsada por su hermano, decidió a empezar a vender figuras que ella pintaba, pero sin pensar también comenzó con la restauración de estas mismas.
La restauración se ha convertido en parte del sustento de su hogar, menciona que hay temporadas buenas y otras más lentas; trabajos que pueden tardar desde una noche hasta dos meses, dependiendo del clima y los materiales.
"Es un emoción, es un sentir y es un logro, es una vida, es muy bonito la creación, mente, mano, alma y sobre todo el retroalimento que te da la gente para seguir adelante", agregó Verónica Mejía.
Creatividad y detalle, son sus herramientas principales para seguir adelante
Hoy, quienes la conocen ya no tiran sus figuras rotas, confían en que, aunque falte algo, siempre habrá una forma de devolverles la vida.
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